miércoles, 21 de agosto de 2013

Delineador, farol, laceración

Me miraba con nostalgia, alegría y un brillito muy especial en sus ojos.
Me miraba, y con sus ojos grandes muy bien delineados me pedía a gritos que la rescate.
Era bonita, no voy a negarlo. Era joven, probablemente de mi edad o un año menos.
El lugar estaba completamente iluminado con faroles antiguos de colores bizarros.
Yo caminaba hacia ella y ella también en dirección mía.
Cargando un enorme peso de preocupaciones y haciendo fuerzas por ocultar sus pesares.
Me miraba con ternura mientras mi cabeza insistía en que todo era una excelente actuación. Prejuicios.
Mientras nos acercábamos iba intuyendo sus pensamientos.
Era obvio que quería que la rescate.
Era evidente que había aprendido de sus errores.
Tantos años atrás cometiendo las mismas imprudencias.
Alterando sus noches. Transtornando sus despertares. Consumiendo sus ganas. Desperdiciando buenos muchachos.
"Pero mujer.. no puedes cubrir con un delineador ni con una sonrisa de inocencia -que podría merecer un Oscar- todo tu pasado"  pensaba.
Se lo decía con una mirada tan gráfica que ella entendía con angustia.
Me miraba con nostalgia viendo de reojo como una oportunidad más se le iba de las manos.
Como espuma y cenizas. Como hielo y sal.
Y recordaba -quizás con tristeza- algún viejo amor sincero que dejó cuando aún su corazón era virgen de laceraciones y excesos.

domingo, 4 de agosto de 2013

lo que me deja [borrador]

lo que me deja esta película es que mientras tengas la mente ocupada con tantas cosas a la vez como para no pensar en eso que te atormenta no necesitarás sonreír. y si lo logras otras personas sonreirán por ti. es por eso que el final. en el instante en que ella se arrepiente de viajar y vuelve a su lado me parece que está de más. debió acabar 3 minutos antes. o 3 minutos después con una segunda despedida.

lo que me deja su última llamada es que mientras tenga la mente ocupada con tantos proyectos a la vez como para no pensar en ella no necesitaré sonreír. y si lo logro ella sonreirá por mi aunque nunca lo admita. es por eso que el final. en el instante en que ella se arrepiente de seguir sufriendo por quien no la valora y vuelve a buscarme me parece que está de más. debió acabar 3 horas antes. o 3 horas después con un segundo beso.

lo que me deja tu última mirada es que mientras tenga la mente ocupada con tantas cosas a la vez como para no pensar en ti no necesitaré sonreír. y si lo logro otra mujer sonreirá para mi. es por eso que el final. en el instante en que tú te arrepientes de irte con ese extraño y vuelves a mi lado me parece que está de más. debió acabar 3 meses antes. o 3 meses después con nuestra segunda luna de miel.

jueves, 1 de agosto de 2013

La mitad del amor [2]

23/80

Eres bella, como persona, como mujer, como astronauta, como estrella, como obra litearia. Tomaría un bus hasta el avión y lo volaría yo mismo sin casco y sin capucha, sin combustible. No hace falta. Mi motor es mi corazón y bombea nuevamente por ti. Que subida, que bajada, que curvas las de tus curvas. Que sonrisa provoca las curvas que curvan tu sonrisa. Eres la ideal, la idealizada, la real. Me gustan los secretos y los guardo en mi secreta. Eres mi secreta, eres mi sonrisa, eres pitonisa, la inspiración que se me fue hace dos años entre risas. La vida entre las espinas. La rosa, entre las diosas. Agua bendita, agua viva, vida nueva. Bebería para brindar, pero no hace falta embriagar mis emociones.


He cambiado es verdad, no soy el de antes. Soy más malo, más pujante, más precavido, menos tolerante, pero me haces soñar. Eres mitad lo que me encanta, y me completas, mi mitad, mi limón en tequila, mi gol de media cancha. La mujer irreal que vive a dos cuadras de mis pensamientos. Corro rumbo al aeropuerto, no me importa a donde va el avión todos llegan a tu corazón. Me gustas, me inquietas, me llamas y te busco. Soy como un tango añejo que aún quiere que lo bailes, y me bailes, como alguna vez me bailaron, pero con inocencia, inocencia de no sé que. No sé quién eres. Te conozco, pero no indago en tu pasado. Me da igual, eres tú y serás yo cuando me funda entre tus alas. Ángel del sur me urgen tus encantos, tus bendiciones, tus regalos. Te ofrezco a cambio mi ingenio, mi locura, mi insanía, mi pasado y mi futuro. No te prometo felicidad eterna, te prometo risas y rabietas. Pero al final del día, saldremos del planeta.

Ya no necesito tomar, beber, ingerir lo que todos consumen. Quiero empacharme de ti con hielo y hexágonos, Limas y papayas. Ensalada de frutas en tu cuerpo y en mi mente. Poemas, fotografías reflejos de tus ojos en los míos. Dicen que eres distinta a mi, y es por eso que estoy atrás tuyo esperando a que termines tu danza matutina, tu sonrisa vespertina y en la noche estaremos solos tú y yo partidos en mitades como duraznos en almibar. Cubriéndonos del frío. ¿Dónde estás ahora? ¿En Europa? ¿En Chile? ¿En Ecuador? ¿En el sur? ¿A mi lado? Voy a tomar el avión. voy hacia donde estés. Por que ya no tengo sueño, porque ya no tengo la necesidad de otra piel que no sea tu piel. Y escribo en un papel, con la letra de cuarto menguante con aguante y con  tu imagen habitando mis instantes.

Súbete a mi, sé mi mitad, la mitad que es más que mitad, que cubre por completo el vacío que nunca pude admitir que me hacía falta. Voy a tomar mucho, muchas fotos a nuestras pieles. Voy a tomar mucho, voy a tomarte en serio, con discreción y con pasión. Me juego un partido y voy al ataque sin defenderme de nada. Confío en ti y expongo mis vulnerabilidades. Te regalo los pedazos de mi alma rotos y esparcidos en películas antiguas, canciones que ya no escucho, poemas que nunca publiqué, libros que nunca pude acabar de leer y mis risas son para ti. Te encontré un miércoles por la tarde, y ahora no podré dejar de leerte hasta habitarte, poblarte.. con arte.




lunes, 29 de julio de 2013

Cuando no estás

0/80

[borrador]

Te muerdo el cuello, te muerdo el cuello, te muerdo el cuello
Muerde mi cuello, muerte a mi a cuello
Eres tú, eras tú
Y no pararemos de llorar si volvemos a encontrarnos en las líneas amarillas.

No existes, ahorita, no existes, muerte a tu cuello, muerde mi cuello
Espero a que vuelvas de donde tú quieras
Lame mi cuello, mastícalo, has lo que te de la gana
Hazme todo lo que no te permití alguna vez hacer.

Te quiero mal, tu cuello mal, algo anda mal
Te veo y te necesito debajo mío
Muerde mi cuello, muerde mis dedos.

Muerde mis brazos, muérdeme todo, muerte a mis manos
Verte solamente no es suficiente, quisiera tenerte entre mis dientes
Llamarte es amarrarte, muerte a tu cuello.. cuando volvamos.

lunes, 1 de julio de 2013

Todo lo demás

16/80

Sin avisarle tomó su tibio dedo índice con toda la palma de su mano izquierda y con voz de brisa enamorada en primavera le dijo frases que llevaba acumulando durante años luz y lunas menguantes.
-Es por este momento, por este instante, por esta cama, por esta sábana, por este techo, por esta mirada tuya, por este brillo en nuestra piel. Es por esta voz de satisfacción, por tu respiración agitada, es por tus manos, por tus piernas largas, por tu cintura, tu pecho, tu cabello sin tintes, por tu nariz que observas con intolerancia y yo adoro, por tus cejas. Es por los sonidos que emitimos, por estos minutos, horas. Es por esta tarde, por este día. Es por esto, por esta escena, es por vivir lo que hoy vivimos y sentir lo que hoy sentimos. Es por esto que nunca me arrepentí de haberte besado como te besé, acariciado como te acaricié y haberte consumido un poco algunos años atrás sin importar mentir, esconder, ni contradecir pues tú y esta situación siempre fueron mi único principio. Mi único principio sin final. Porque somos uno, somos la vida, somos aire, somos todo.. y esto es algo que ni tú ni yo podremos jamás cambiar.




viernes, 21 de junio de 2013

Crímenes perfectos

61/80

-¿Sabes por qué nunca me vas a querer?
Porque me volví como tú.
Muy fiel a ti, a tus gustos, condiciones y adicciones.
A mi no me gustaban esas películas, ni esas series, ni esos juegos.
Ahora sí.
Me recuerdan a ti y me obsesiono encontrándoles cada vez más parecido a ti.
Paso muchas horas de mi vida buscando nuevas historias con tu nombre.
Cuando encuentro  un dibujo nuevo lo relaciono contigo y te veo reflejada en él.
Estás presente en cada escena como un calco exacto y comienzo a entender porque actuabas de una u otra manera.
Pienso todo el tiempo porque no vi junto a ti todo lo que me insinuabas, así te hubiera entendido desde el principio.
Así justifico el hecho de que ya no estemos juntos, así le encuentro pretextos a haberte pasado por alto, a no haberte elegido a tiempo.
¿Sabes por qué ya no me vas a querer?
-Todavía te quiero.


lunes, 17 de junio de 2013

Alta suciedad

38/80

Por la casa de mi madre vive un patita que siempre que estoy caminando por esas calles me mira con cólera. Es como si le debiera algo importante, me mira realmente con furia directo a  los ojos. Es curioso porque haga lo que haga me lo cruzo casi siempre que paso por ahí y yo nunca paso a la misma hora, no tengo horario ni días repetidos para visitar a mi madre. Es como si me esperara y a propósito decidiera caminar en dirección opuesta a mis andares. Me cruza a velocidad siempre mirándome a los ojos, muy fijo, muy rígido, muy salido de sus casillas.

Es una persona de apariencia normal, con ropa que pareciera de marca, pero que no lo es. Calculo que me gana en edad por 1 o 2 años. No creo que sea menor que yo, tiene ojeras y el hecho que sea más alto que yo por 5 o 7 centímetros le da una sensación de adultez o de adulterio. Es extraño, no sé quién es aunque se parece a alguien que no recuerdo bien. Tez clara, contextura más gruesa que la mía, cabello ensortijado y no tan oscuro. En la oscuridad no distingo más detalles, pero su piel no parece ser limeña. Que no se me malentienda, pero la piel limeña es distinta, no es tan clara o tan brillosa. Su piel es como de provincia, parece del norte, podría apostar a que viene del norte o por lo menos ha vivido varios años por allá.

Cada vez que camino, me cruza y  me mira con rabia, furia, rencor. Yo le devuelvo la mirada directo a los ojos con los míos bien abiertos como búho de madrugada, muy serio. La verdad es que me da cólera que me mire así, pero más cólera me da que siempre me encuentre en un estado light, en un estado tranquilo, sereno, pacífico, meditabundo, relajado.

Como me gustaría que un día me encuentre enojado. Un día que me haya peleado con alguien, con el gerente, con el vigilante, con mi mejor amigo, con mi perro, con mi vecina, con su mamá, con Anna, con mi computadora, con mi proyecto, con mi profesor, con mi algoritmo, con el cura, con la monja, con M. Jackson, con Andrés. Como quisiera que me encuentre luego de haber discutido o que esté pensando en alguna cosa que me haga hervir la sangre y esté con la cabeza a punto de reventar. Espero sinceramente encontrármelo en un momento así, lo deseo de corazón, lo merezco.

Un día me va a pasar algo o voy a recordar algo que me de tanta cólera justo antes de encontrármelo por la calle entonces no voy a pasar de largo por su costado, no, nada de eso. Voy a ir directamente hacia él y le voy a meter un golpe tan fuerte y tan duro directo al pómulo derecho que lo voy a tumbar al piso. Le voy a meter un viaje tan duro que de un único golpe le voy a haber reventado la cara. Le voy a dejar el rostro morado, tan morado como mi apellido. No contento con eso le voy a patear un par de veces en el suelo. En el piso me voy a acercar y lo voy a ver directamente a los ojos mientras que con mi rodilla le voy a ir aplastando una de sus manos contra el pavimento. Con los dientes apretados pero con la boca cerrada lo miraré a los ojos y comenzaré a golpear la acera muy cerca de su oreja derecha con furia, con rabia contenida, gritándole a todo pulmón en la madrugada: "Conchadetumadre, yaséquiéneres, ¿ytieneslaostrademirarmeasí? ¿ytieneslaputaconchademiramedeesaforma? hijodeputaagradecequeestoysoloyquenoestánmisamigos, sinoteregresaríaatubarriomarginalenunacamillaconagujerosenelpecho."



domingo, 9 de junio de 2013

A los ojos

24/80

La otra vez me encontraba caminando por donde asumo que pasas tus horas nocturnas previas a tu retorno a ese lugar cerca a un parque al que llamas "hogar".

Caminaba intranquilo.

Si recuerdas como soy, comprenderás que estaba alerta por si te veía a la distancia no incomodarte con mi presencia y cambiar mi dirección. Lo mismo va con tus amigas, que aunque estoy seguro que ninguna me recuerda, prefiero evitar que alguna pueda tener buena memoria y te termine contando que me vieron por ahí con este yeso que se ve tan mal y los moretones.

Caminaba como suelo hacerlo, a paso acelerado, tratando de parecer tranquilo, estaba sin carro por lo tanto me sentía vulnerable, presa fácil de las miradas de tu zona, tu lugar, donde eres local y yo visita.

Estaba por llegar a mi destino, al costado del cerro con árboles y pinos, cuando te vi.

Te vi sola, lo cuál me pareció extraño, raro y bizarro. Te dirigías hacia mi dirección pero mirando tu aparato enorme de llamadas. No podía cruzar la pista, porque había muchos carros avanzando y el policía dándoles el paso. No podía quedarme quieto pues si alzabas la mirada me encontrarías ahí con cara de sorpresa tratando de ocultar los golpes, el yeso y mi sonrisa. La única salida era confiar en mi ropa de oficina, en mis zapatos guindas, en mi correa gruesa, en mi casaca verde oscura con cuello alto como detective y caminar raudo por tu costado antes de que termines tus quehaceres con tu móvil.

Al pasar por tu costado no pude evitar oler tu perfume, desacelerar un poco y acelerar nuevamente, incluso creo que nos chocamos un poco a causa tuya, si hubieras volteado y me hubieras reconocido me hubieras dado un rodillazo en la pierna y yo me hubiera reído mucho. Pero no fue así, y seguí mi camino sin voltear, sin respirar, sin mirarnos a los ojos.


Loco + Corte de huracán

37/80 + 12/80

-Y hasta que por fin te quitaron el yeso del pie izquierdo.
-Adiós muletas de mierda, no las voy a extrañar ni si quiera un poco.
-Patas de rana, flacas y delgadas, la presión y la comezón de 2 meses sin poder trotar ni correr ni caminar ni volar a su lado.
-De todos modos no lo iba a hacer.
-Ahora sí, puedes salir a recorrer las rutas de su espalda.
-¿Viernes? Perdón, ¿Domingo? Mira que no me muevo hace varios meses nena
-No necesitas alcohol, no necesitas de nadie.
-No voy a mentirle a ninguna ninfa con tal de recostarla en mi alfombra. Ya está decidido.
-Pero por fin puedes recorrer las plazas y el acantilado.
-Esta vez solo y loco, esta vez ronco.
Y siempre me llegaron al peroné aquellas primaveras que esperan a que llegue el sol a rescatarlas, por el amor de God, ¿No pueden venir alguna vez a buscarlo? ¿Es que acaso lo tenemos que hacer todo por el solo hecho de que ustedes usan faldas cortas y sonrisas con cortinas?
-Me río, la justicia me da risa.
-Que no te de vergüenza!
sal a la calle con cojera de perro herido, que te importe un "joraca" lo que murmuren los que sólo saben la versión absurda de tu accidente.
Igual, nadie sabrá la verdad, igual nadie lo vivió contigo, igual tienes  una nueva oportunidad de ir a buscarla.
-La llamé, pero no sabes cuanto me costó.
-No.
-Me costó porque tuve pánico escenico. ¿Sabes hace cuanto que no hablo con su madre? Me tuve que inventar otro nombre. "Habla Ednilson", le dije.
No me creyó. Su madre reconoce mi voz, lo cual es absurdo porque sólo he hablado con ella una vez y teniendo más vino en mi sangre del que nunca imaginé estando con ella.
¿Lo entiendes? ¿No? Yo tampoco. Pero la llamé después de todo, como para que mi conciencia esté tranquila.
Me comunicaron con ella. Le hablé e intenté contarle. Hablamos 1 hora, y no le dije nada.
Creo que en el fondo no quiero que nadie sienta lástima por mi.
Ni si quiera ella que no tendría lástima, sino una genuina preocupación como quien recuerda por un instante todo lo que vivimos en tan breve tiempo que se aleja.
-Al final sólo quieres que ella te vuelva a abrazar extrangulándote como antes, ¿verdad?
Seguro que le hiciste bromas absurdas, te encanta.
-Sí y de hecho que también sabes que me mandó indirectas agresivas, como queriéndome arrancar los pulmones con sus palabras.
-Y no pudiste contarle del accidente.
-No, ella tenía que salir a combatir con Hungría.
-Taxi y estarías en su casa en 15 minutos.
-Uno de los principales ríos de África divide mis semillas de su limo.
-Pero al menos oíste su voz.
-Pero al menos oí su voz.
-E imaginaste su pecho de vampira.
-Y me pegué un tiro.
-Oh sí, oh sí.



domingo, 2 de junio de 2013

La milonga del marinero y el capitán

14/80

Era preciosa o ¿era la oscuridad?
Era rubia y aunque Ernest M. H. no siente mucha atracción por las rubias decidió ir hacia donde estaba.
Era preciosa o ¿era el alcohol?, pero a diferencia de otras ocasiones en que la duda le ganaba, esta vez fue por ella.
-Hola, ¿Bailas?
Tomándola del brazo y con una sonrisa de tequila y vodka caminaron a la orilla.
La música era precisa, bailable, fuera de lo común: milonguitas y cumbias villeras.
Directo al grano.
Entraron donde la masa se mueve, donde el sudor brinca, donde las caricias desbordan.
-¿Cómo te llamas?
-No hablo espagnol.
-Hey, really do you speak english?
Como haciéndose el canchero, el dominante, el habilidoso, el quimboso. Y no es que no lo fuera, sino que era un parte suya que rara vez salía a flote.
¿Y cómo iba a salir a flote ese lado suyo en las bibliotecas donde pasaba el 80% de sus ratos libres?
-Je parle français. Je suis canadienne.
-What the fuck? Je parle français aussi, c'est le premier fois que je parle avec une fille en cette langue!!!
Risas, conexión. Como si eso fuera posible de hacerse en una discoteca al borde del mar. Como si eso fuera lo que realmente les importaba a ambos.
-Mais tu me comprends, non?
-Oui, bien sûr!
Bailaban, y se movían y se pegaban y los observaban.
Una mujer así de bella no pasa desapercibida, menos con esa falda de gitana.
Único y loco,sui géneris realmente.
Se movían muy bien. Como para hacer que cualquiera pierda  el juicio. Como para tomarles una foto y colocarla en un cuadro de honor al mérito.
De pronto una mano áspera sobre el hombro de Ernest.
Presión.
En toda historia siempre hay un dueño por cada mujer. No importa si están peleados, no importa si ya no viven juntos, no importa si él ya no la llama, no importa si ella lo engañó, no importa si él fue quien la engañó, no importa si ahora convive con alguien más, no importa si alguno ganó el premio Nobel, no importa si se metió a un convento, no importa si se acostó con el cura, no importa si quemó sus peluches, no importa si sólo lo recuerda con luna llena o en su cumpleaños, no importa si olvidó su sencillo número de celular: Toda mujer tiene un dueño.
Y apareció el dueño: No para hablar, sino para agredir.
¿Quién se va a poner a pelear con semejante mole que estaba al frente reclamándole por bailar con su novia?
Alcohol. El mejor inyector de conductas estúpidas y falta de reflexión. El mejor catalizador de besos.
-Espera primo! Tranquilo! Take it easy! Espera un poco!!!
Era alto, de contextura gruesa y moldeada con varias horas de gimnasio y sustancias que sólo ahí distribuyen. Ernest lo único que deseaba es que el sujeto frente a él aún no estuviera tan borracho o al menos que no fuera tan idiota como para golpearlo sin hablar primero. Era obvio que en una pelea, lo iban a tener que despegar del suelo. Pensaba en patearle debajo del vientre y salir disparado como un relámpago, pero eso implicaba escándalo.
Ernest detestaba el escándalo, lo detestaba desde el colegio, desde el nido, desde el vientre.
-Why the fuck are you arguing with me if I didn't force her to dance with me? Explain me that! Me entiendes? 
Mientras el gigante se acercaba y él retrocedía, los VIP's alertaban el impase.
-Tranquilo viejo, si quisiera hacer algo malo lo habría hecho hace 3 minutos. ¿Piensas hacer más escándalo, irnos afuera y perderte esta canción?
Una cumbia de nectar. Precisa, perfecta, unas notas y unas melodías salvadoras. Gloriosas y salvadoras, como cantadas por Elvis.
-¿Te perderás esta canción carajo?
Sonrisa pícara de bebé. La única oportunidad.
¿Cómo confrontas a un gigante? Fácil, no lo confrontas, lo haces sonreír
 Ernest lo sabía bien, no por nada había presenciado una docena de talleres de psicología sin que si quiera su mejor amigo lo supiera.
La mole lo miró aún con el ceño fruncido, pero con una mueca en la parte baja de los labios
Esperanzas de una risa.
Los VIP's cada vez más cerca.
-Ven a la barra Abbie.
Enérgico pero sin gritar, mirándola fijo y girando despacio en dirección al centro de la barra repleta de mirones.
La exuberante rubia tomó la mano hirviendo de Ernest. Por detrás, por la espalda, por donde no se veía.
Bajó. Se la apretó. Lo tomó de la cintura y en menos de 1 segundo bajó lentamente hasta por debajo inclusive de sus bolsillos traseros. Como una caricia sutil de 1 segundo que duró una eternidad.
Al oído le dijo
-Ne te inquiete pas. Je suis en..
El golem viró la mirada en dirección de la escena.
-Merci petit.
Un breve beso en la media luna.
-Esto lo tengo que escribir.
Pensaba mientras volvía con sus compañeros de embarcación que atentos miraban desde el otro extremo del ambiente.



lunes, 20 de mayo de 2013

Me arde

39/80

Los raspones me arden más que una insolación.
Pero todos saben que eso se cura con geranio.
Los huesos rotos me duelen más que una derrota de fútbol.
Pero todos saben que eso se supera con yesos y paciencia.
Los cortes en la frente me joden más que recordar tus pecados.
Pero todos saben que eso se calma con maravilla y croton lechleri.
Tu mirada ausente me lastima, me punza, me incomoda, me alegra, y también me hace sentir mal.
Pero todos sabemos que eso se olvida con colmillos en el cuello y caramelos en los ojos.
Por mi te llamo, pero no.
Por mi te busco, pero no.
Por mi te muerdo, pero no.
Por mi te gimo, pero no.
Por mi te rasgo, pero no.
Por mi te quiero, pero no.
Por mi siempre, pero nunca.
Me arde, sí, pero me arde más imaginarte.


Son las nueve

75/80

Tenía su frágil cuellito a mi disposición
mientras me abrazaba en un parque escondido
y se apoyaba en mi hombro más alejado.

Podía sentir la circulación de su sangre,
la temperatura de un ser vivo débil,
pero me sentía al mismo tiempo su protector o su guardián tal vez.

No pude morderla como lobo que ha acorralado a un conejito,
su cabello me distraía, desviaba mi atención:
Sus bucles, su color castaño, su lunar, y yo estaba paralizado.

Tenía sus labios rojos muy cerca y a mi disposición,
y el taxi avanzaba muy despacio cómplice de mis ojos antojadizos.
La miraba sin disimular con frescura de brisa marina,
pero no pude o no quise morder sus pétalos.

Todos sabíamos quién era la cazadora y quien era el preso:
El taxista lo sabía, su madre lo sabía,
la señorita del grifo lo sabía, mi Inca Kola lo sabía.

Tenía su piel de delicado duraznito a mi disposición,
clara como el cuarto menguante que nos observaba,
tibia como la noche, de apariencia dulce como su recuerdo.

No éramos pero parecíamos dos seres del mismo cuento,
jugábamos a contar aviones y yo sentía que iba perdiendo la vida en su mirar,
y ella sonreía, sonreía de mi mirada explícita.

Al llegar, con cada paso perdía segundos que se me escapaban por sus poros,
se escabullían por mis dedos, por más que yo luchaba.
Con mis manos intentaba cubrir el tiempo y también su piel.

Debí caerle en gracia al tiempo esa noche
porque sin avisarme se detuvo en un abrazo
y el mundo se desaceleraba paso a paso.

Y cada paso después duraba años, y cada gesto después duraba décadas,
Y cada mirada después duraba milenios,
Y su sonrisa dura toda una vida.

Eran las nueve, pero parecían las diez del año entrante,
y rebosante de brincos en el corazón escribí más de una canción.
Nadie sabe cuantas canciones escribí en su frente,
ni siquiera ella, ni siquiera el teniente del silbato.

Poco a poco la puerta de su casa más cerca,
Poco a poco la despedida era inminente,
Poco a poco un beso emergente.

-¿Sabes algo? Con ellos nada es coincidencia
murmuraban dos viejos árboles conocidos mientras las luces de su casa se encendían,
frenéticas de alegría, porque volvía la elegida por una constelación más.



domingo, 28 de abril de 2013

No son horas

65/80

Salir de una emergencia te cambia la perspectiva.
Sentirte completamente solo, verte al espejo y no reconocerte.
Asustado, débil, cortes al costado, morados y rojos sangre.
¿Enfermeras coquetas? Da igual. Yo no pago, paga la EPS.
No poder moverte. No poder hablar sin sentir dolor.
Escribir en la mente y no poder soltarlo.
Vienen a visitarte 2 o 3 personas al día, y cuando no viene nadie es triste.
Comienzas a recordar personas y las discriminas en "mejor que no sabe nada" y "me gustaría que sepa y esté aquí".
Duele respirar, pero quieres seguir intentándolo.
La vida sí da segundas oportunidades y ahora lo sabes.
¿Enfermeras coquetas? Por favor, no insistas, no me interesa.
El sonido de las sirenas ahora aterra.
Tantos yesos y tener que ver la cruel luz del día directo a la cara.
-Ojalá fuese de noche.
Que te vean débil es horrible.
¿Amigos? sí, algunos.
¿Dinero? Despilfarrado para evitar salir en las noticias.
Coimear al coronel, al capitán, a los chupes y a las conchas de sus madres también.
Por suerte conozco un par de delincuentes que son leales.
Por suerte borraron las huellas.
Por suerte, los bomberos no pidieron tajada.
Por suerte, ya sirve esta torpe mano derecha, puedo escribir, puedo saludar, podría estrechar tus manos, podría acariciar tus cabellos.
Rumbo hacia la salida con pánico escénico.
La neblina me calma, la neblina me oculta, la neblina maquilla mis golpes de las miradas curiosas.
Como diría Cerati (que aún no despierta).. Gracias por venir.



miércoles, 3 de abril de 2013

Chicas

8/80

Me han preguntado muchas veces por su nombre y nunca se los digo.

Ni a la mujer -no familiar- más importante en mi vida se lo he dicho.
Ni el día en que tuve a la mujer de mi primer cuento completo y concreto. No le dije su nombre ni a cambio de sus mejores movimientos oclusales sobre mis labios, ni a cambio de sus cien grados de temperatura envuelto en papel regalo de piel color manjar y chocolate en pleno verano, ni a cambio de su íntimo secreto, ni a cambio de su flor de porcelana.
Jamás he podido decir su nombre ni cuando le escribo cartas que no envío.
Ni a mi maestra, ni a mi ladrona, ni a mi enamorada que no sabe que un día alguien como ella existió.
Lo que sí hago con ella es jugar con los trocitos de su nombre y su apellido entonces salen combinaciones muy bonitas, tan bonitas como sus pechos de árboles frondosos y sus piernas de nieve europea.
Las combinaciones muchas veces resultan en nombres que sí existen. La llamo Alicia por lo general, pero a veces me sale Alondra, Antoinette o Albania.
La verdad es que su nombre es muy común, debo haber conocido unas cinco mujeres con su nombre, otras diez con su segundo nombre y veinte con su primer apellido. A pesar de que su segundo apellido es algo más rebuscado, nunca he conocido a nadie como ella.
Es ella la protagonista del cuento que nunca quise olvidar, ni cerrar, ni partir, ni botar hasta sentir que todo esté consumado.
No quiero que esto se confunda, es evidente que nunca seremos pareja, nunca firmaremos papeles, nunca caminaremos de la mano por la calle, nunca le cantaré canciones de Andrés, nunca le tocaré la armónica, nunca le prepararé el único plato que he aprendido a cocinar, nunca le presentaré a mi familia en Amazonas -aunque quizás sí a la de Arequipa-.
Es cierto, yo pienso que nunca sucederá nada de eso, pero estoy seguro de que en un punto de nuestras vidas, nuestras almas quebradas y punzadas se fundirán por lo menos por tres horas en un único ser. Estoy seguro, tan seguro como de las galletas morochas que comí hace 3 meses. Yo sabía que sucedería, cuando el deseo es muy fuerte tarde o temprano termina ocurriendo. En este caso el deseo es doble, aunque ella nunca lo vaya a reconocer verbalmente.
Cuando esto ocurra, recaerá la maldición sobre mi de no querer nunca más tocar el cuerpo de otra mujer que no sea el de ella. Estoy seguro de que nuestras pieles fueron hechas pensadas para no estar separadas ni un solo segundo envuelto de caramelo con dulce de leche. No tengo otra explicación del magnetismo que hay en mis manos y mi boca cuando la tengo cerca. No sé si ella será consciente de ello, sólo sé que teniendo la oportunidad de frenar cada uno de aquellos instantes nunca lo hizo, por el contrario los aceleró hasta sacarme de mis límites de control -quizás- sin darse cuenta.
Sólo pido tres horas sin nadie más al rededor, y los dos seremos tan obsesos y obscenos que a pesar de vivir el resto de nuestras vidas separados, sentiremos que estuvimos hechos para jamás salir de la habitación. La escena será tan artísticamente morbosa que el pudor se evaporará con olor a lilas y cerezos. Estoy seguro porque con un dedo en su hombro siento la energía de un relámpago recorriendo nuestros seres y soy capaz de ver como cada uno de sus poros se despierta de un letargo del cual ni ella misma es consciente.
Estoy seguro, lo firmo tal cual, lo dibujo y lo dejo por escrito mientras busco más pedazos de su corazón en mi bolsillo izquierdo imaginando que ella no tiene ni pizca de idea que el mío yace enterrado entre sus colmillos seductores.




martes, 2 de abril de 2013

Me estás atrapando otra vez

59/80

Por más madura que seas, por más fría y calculadora que puedas volverte, por más anti-emocional que te hayas esforzado por verte siempre va a existir un ser humano capaz de hacerte olvidar de todas tus reglas, convicciones, principios, odios y rencores.
Esa persona tiene literalmente tu vida en sus manos y si tienes mala suerte, no lo sabe (o no le importa).
Tal vez si lo supiera (o le importara), volvería a tu lado 1 o 2 veces al mes para obsequiarte un poco de sus fluidos vitales.
Siempre lo he comparado como el dueño (o la dueña) de un perro (o una perra) que nunca pudo entrenar.
El dueño (o la dueña) se pasó probablemente noches enteras tratando de enseñarle a su perro (o a su perra) a hacerse el muertito, a girar hacia su derecha, a comportarse en la presencia de otros animales,  a bañarse con agua fría y otros trucos y formalidades sin mucho o nada de éxito.
El dueño (o la dueña) no tendría motivos para querer a ese terco (o terca) animal para siempre a su lado, pero el perro (o la perra) tiene toda la razón del mundo en extrañar por siempre a su dueño (o a su dueña).
Si el dueño (o la dueña) tuviera buen corazón, luego de que el perro (o a la perra) se escape o luego de soltarlo, lo visitaría una vez cada 24 días para darle alguna de las cosas que sabe que más le gustan: Ya sea en carne, ya sea en líquido, ya sea en almidón y azúcar  y este (o esta) le correspondería con un inquietante movimiento de cola, sobreexcitado por tener de nuevo a su dueño (o dueña) cerca.
Todos somos el perro (o la perra) de alguien.
Así lo niegues, sabes que es verdad.
Todos tenemos un dueño (o una dueña) y por más entrenados que estemos por alguien más que haya intentado domesticarnos, por algún intruso (o intrusa) más, por algún esperpento (o esperpenta) más, por algún buen hombre (o buena mujer) más, siempre (SIEMPRE) que aparezca el dueño (o la dueña) estaremos a sus órdenes sin importar la situación o condición.
Somos dueños del destino de algún corazón aunque no lo sepamos.
Somos perros (o perras) de alguna persona en algún lugar del mundo, y si esta persona apareciera nos atraparía otra vez (aunque no lo sepa).
Sin embargo, hay una situación relativamente bonita que se puede dar en estos casos: Ser perro (o perra) y dueño (o dueña) de la misma persona..
Creo.
La verdad no estoy seguro de la belleza de esa situación.
Cuando esto ocurre, sabes que te van a volver a atrapar o que tu serás quien lo (o la) atrape.
Pues aunque todos te adviertan, nunca dirás que "no".



miércoles, 27 de marzo de 2013

Despertar

Tengo 2 fotos.
En una sale una chica, una niña, una joven muy bonita sola y un brazo que puede ser mío.
Sólo eso.
En la otra foto sale la misma joven, la misma niña de los cabellos oscuros, mirada de ensueño, ropa suelta y cómoda, gestos de curiosidad, y piel más clara que la mía. Cerca mío, pero no tan cerca al mismo tiempo. Mirándome mientras yo sostengo una revista con la mano izquierda.
No recuerdo quién es.
En serio no la recuerdo. La fotografía está en digital. Está en mi antiguo ordenador, la PC que uso de emergencia, donde tengo información sólo hasta finales del 2008.
Las fotos no tienen nombre, sólo caracteres alfanuméricos como si hubieran sido tomadas por celular o por una cámara web.
Me detengo a verla. Hago acercamientos y la veo bonita, pero no la recuerdo.
No es broma, no sé quién es. ¿Me habré pegado así de fuerte la cabeza en el accidente?
Me duele intensamente el pecho también. Me acuerdo de todo, de mi nombre, de mi dirección, de las personas que me estiman, me acuerdo de como resolver ecuaciones diferenciales, más no me acuerdo de ella.
Quisiera saber su nombre al menos y buscarla por la red, por las oficinas del registro nacional de identidad, por las calles, o por el universo. Preguntarle ¿que pasó?. Preguntarle donde estábamos en la foto donde sólo se aprecia mi brazo y ella tratando de ocultarse. Parece un aula de clases o una biblioteca de mi universidad.
Es hermosa, pero no la recuerdo, me desespero, mi pecho me duele, no lo resiste.
Aquí vuelve la ambulancia..



lunes, 18 de marzo de 2013

HMQDEP*

Regresé contento de tu casa
porque sabía que tus besos eran para mi.
Caminé entre espinas y cristales
pues sólo pensaba en verte dormir.
Regresé contento de tu casa
porque sabía que tus besos eran para mi.
Yo volví contento de tu casa
esperando un día de sol más. (x 2)


Regresé contento de tu casa
porque sabía que tus besos eran para mi.
Caminé por espinas de rosales
pues sólo pensaba en ti.
Regresé contento de tu casa,
pero nuestro sol ya no está.

Y no te veré nunca más. (x 3)




*La primera vez que consumí de su melodía creí que estaba hecha para agregarle mil y una letras. Mil disculpas por tomarla -aquí- prestada.

Al-ʼIskandariya

https://fbcdn-sphotos-a-a.akamaihd.net/hphotos-ak-ash3/554926_344608452305648_2109094087_n.png


martes, 5 de marzo de 2013

iMás (borrador)

Hay más en ti de lo que pueden ver mis ojos y eso me aterra pues solía confiar ciegamente en la precisión de mi mirada. Para empezar, tu nombre es tan simple como una flor, pero nunca antes lo había escuchado en otra persona. Es extraño todo, eres increíblemente bella, pero no te provoca exhibirlo. Otros podrían decir que estás desperdiciando la oportunidad de tener a la ciudad a tus pies yo te diría que es una elección con mucho más sentido que la que toma el resto. Hay más en ti de lo que puedo oír en tu voz y es que no solo dominas la lengua de este país, sino que tienes una mochila cultural de varios continentes y aún así te sorprendes de las nuevas posibilidades dentro de la ciudad que a veces puedo mostrarte.
Hay más en ti de lo que pueden ver mis ojos y eso me aterra porque no quiero volver a enamorarme.

Extraviados (borrador)

Pienso que la existencia de cada uno es relativa, pienso que sólo existen aquellas personas que están con uno en cada instante.

Por ejemplo, si hoy me veo con Munireh existiré para ella durante todo el tiempo que permanezcamos junto y los minutos que dure mi recuerdo en su mente antes de que algo más ocupe sus ideas.

Lo mismo va para ella. Si hoy la veo y la pasamos muy bien como suele suceder entonces existiremos los dos durante todas las horas que estemos dentro del carro, dentro de la pileta y dentro del pequeño bosque.

Cuando nos despidamos, ella seguirá existiendo y probablemente todo mi camino de retorno hasta la cochera ella exista. Al llegar a mi departamento es muy probable que ella ya no exista, que ella se haya perdido por culpa de algún otro pensamiento o alguna otra persona que llegue a mi mente y se encargue de borrar la tarde con algún mal o buen recuerdo. Entonces entraré por la puerta, me prepararé cualquier cosa para cenar y me habré olvidado de ella. En otras palabra, ella habrá desaparecido.

Si ella se olvida de este día, entonces será como que nunca hubiese ocurrido, como si fuera un falso recuerdo producto de algún libro que ella leyó o escenas tomadas de historias que alguna vez sus amigas le contaron. Si ella se olvida de esta tarde, será como que nunca sucedió. Y si yo también la olvido, si nadie se acuerda, si nadie nos vio tirados en el pasto con miles de aves sobre nuestras cabezas, viendo como las nubes avanzan lentamente por la ciudad hasta formar una espesa neblina en algún lugar de la Costa Verde pues entonces será como que nunca ocurrió realmente.

¿Cómo probarlo? ¿Cómo alguien podría acusarnos de haber pisado las plantas o de haber estacionado el carro por la línea amarilla si nadie nos vio hacerlo?

No existió, la tarde simplemente no existió mientras todos los involucrados no lo recuerden. Basándome en esta premisa, puedo llegar a la simple conclusión de que si en verdad ya no formo parte de los pensamientos de ninguna de las personas que antes se acordaban de mi bajo cualquier excusa, podría asegurar entonces de que nunca existí para ellas o que nunca viví lo que creo haber vivido.

En realidad por eso son tan importantes las fotos y quizás por eso es que me he comprado este aparato que aún no domino al cien por ciento y por eso es que le tomé todas estas fotografías para que me crea el día en que me la vuelva a cruzar por la calle. Para que me crea que alguna vez nos conocimos en una ciudad como esta, en una tarde como esta donde también había sol con neblina, donde también se respiraba paz.