miércoles, 21 de agosto de 2013

Delineador, farol, laceración

Me miraba con nostalgia, alegría y un brillito muy especial en sus ojos.
Me miraba, y con sus ojos grandes muy bien delineados me pedía a gritos que la rescate.
Era bonita, no voy a negarlo. Era joven, probablemente de mi edad o un año menos.
El lugar estaba completamente iluminado con faroles antiguos de colores bizarros.
Yo caminaba hacia ella y ella también en dirección mía.
Cargando un enorme peso de preocupaciones y haciendo fuerzas por ocultar sus pesares.
Me miraba con ternura mientras mi cabeza insistía en que todo era una excelente actuación. Prejuicios.
Mientras nos acercábamos iba intuyendo sus pensamientos.
Era obvio que quería que la rescate.
Era evidente que había aprendido de sus errores.
Tantos años atrás cometiendo las mismas imprudencias.
Alterando sus noches. Transtornando sus despertares. Consumiendo sus ganas. Desperdiciando buenos muchachos.
"Pero mujer.. no puedes cubrir con un delineador ni con una sonrisa de inocencia -que podría merecer un Oscar- todo tu pasado"  pensaba.
Se lo decía con una mirada tan gráfica que ella entendía con angustia.
Me miraba con nostalgia viendo de reojo como una oportunidad más se le iba de las manos.
Como espuma y cenizas. Como hielo y sal.
Y recordaba -quizás con tristeza- algún viejo amor sincero que dejó cuando aún su corazón era virgen de laceraciones y excesos.

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