No soy de muchas palabras -a veces-.
Leí alguna vez que el ser que siente mucho, dice poco.
Hoy la busqué, la encontré y la besé.
No fue sencillo.
Primero, tuve que mirarla a los ojos durante 5 segundos para estar seguro de que no iba a esquivarme.
Luego, tuve que convencerme de que nadie nos miraba -no me gusta el escándalo-, lo pensé 2 o 3 millones de veces antes de acercarme sigiloso como un tigre de bengala.
No fue fácil.
Primero, tuve que dopar unas 4 o 5 mil millones de mis neuronas a punta de canciones de altamar y río navegable.
Luego, tuve que cerciorarme de que mi cerebro no iba a despertar provocando una batalla al compás de los tambores de mi corazón de hoja-lata.
Nada fue fortuito.
Primero, lo tuve que sonhar despierto y dormido sin distracciones .. durante 60 días y 61 noches que se transcurrieron con la velocidad de un latido.
Luego, tuve que dibujar un plano del lugar y calcular el espacio-tiempo preciso antes de que aparezca alguien a interrumpirnos.
Nada fue casual.
Primero, tuve que escribirlo .. en un papel de borrador, en un pequenho block de apuntes y en mi brazo izquierdo .. con tinta roja.
Luego, tuve que ocultar mi timidez .. detrás de una sonrisa, detrás de una oración, detrás de un reto .. detrás de su aguda mirada que vigilaba mi corazón.
Soy de pocas palabras -sólo a veces-
Siento que las acciones valen más que las frases sobre-utilizadas.
Hoy la busqué, la besé y la abracé tiernamente como si nuestras edades fuesen a la inversa, como si yo fuese su alumno y ella mi directora de orquesta.
No fue tan calculado.
Primero, nunca imaginé que ella lo había estado tramando y esperando con la misma paciencia que tiene un ángel de la guarda con un ninho.
Luego, jamás se cruzó por mi mente que ella lo deseaba con la misma intensidad con que la suenho desde la primera vez que la acaricié.
No fue tan preciso.
Primero, nunca sospeché que mi beso traería consigo tres réplicas tan fuertes como el primer mini-terremoto provocado por los límites al infinito formados por nuestros labios.
Luego, jamás calculé que dejaría de importarme las presencias de su hamster, de su canguro y de su pez.
Que decir .. si ahora me voy alejando con rostro de sorpresa. Tal vez .. si le escribo una canción, ella me corresponda prestándome su corazón.
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