Mar de gibraltar, loar, rezar..murmurar muy lejos de tus oidos..
Me he escapado de mi mente para quererte en un silencio sepulcral..
Es muy posible que nuestras distancias abismales de juicios y morales me impidan demostrarte que ya no sigo herido por todas las infamias de una muerta que no existe nunca más.
Estoy morado, me he quemado en ese mar mientras usted permanece detráz mirándome en medio de la resolana que resbala por el medio de mi piel oscura y vuestra piel clara.
Vuestra piel clara, protegida por mis deseos y por el bloqueador. Vuestra piel clara es otro sol inmenso, un sol distinto, un sol intenso y sincero en el que confío pues no noto en usted maldad. No me diga que es usted mala. No le podría creer, he sido desconfiado por tres anhos enlazados y mi desconfianza rindió frutos una y otra vez.
Con usted no tengo la necesidad de ser un detective privado y amargado. Con usted sólo disfruto del solo de guitarra de una banda sub-urbana que vino hasta esta playa de ultra-mar.
La trato de "usted" debido a nuestras distancias, pues es usted una senhorita y yo una balanza. O quizás sigo siendo un vagabundo sonhador que nunca pierde la esperanza, que hasta hace cierto tiempo estuvo preso y sin rumbo en el inframundo agoviado por los barrotes de maldad de una muchacha de cabellos oscuros y sed de venganza.
No le pienso contar esos detalles, se murieron en mil valles recorridos antes de llegar a estas calles. Hemos llegado separados a esta edad, la edad del cambio, la edad de hacer las cosas bien..
Estoy morado, moradísimo. Vuestro sol me quema fuerte, pero yo decido cuando estallar. Lo siento, la experiencia me hace dramatizar. Soy un erido sin "h", un ex-sicario, un ex-convicto apresado injustamente en las cárceles de unas mentiras inmundas.
Usted es un alma nueva, un alma buena, una vida llena..una flor entre la arena..una estrella que me desvela..eres la locura irreal de un suenho duenho de mis más cursis fantasías, de aquellas que no vivían desde la epoca de cristales, esmeraladas y otras piedras preciosas que ahora yacen perdidas en el fondo de otro mar.
Lo nuestro no podrá ser, quizás, pero nadie me quitará el placer de sentirme cautivado por los gestos de tus brisas, de tu mirada pluvial, de tu sonrisa angelical y de este color morado..tan único..tan preciado..que se asomá por las tardes cuando estamos viendo el sol hundirse en el mar.
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