domingo, 16 de diciembre de 2012

Jor.

Decidió buscarla.
Condujo hasta su universidad y luego de dar unas vueltas pudo divisarla a lo lejos con él. La vio feliz, entonces se alegró de su felicidad y se fue manejando a 50 rumbo a casa.
Mentira.
Decidió investigarlo a fondo, a profundidad, a cabalidad. Con una obsesión tan desquiciada que sólo había experimentado una vez varios años mientras leía Sherlock Holmes junto con ella en el mini-jardín de su departamento.
Fue directo a la fuente, al muchacho que parecía sincero. Buscó su presente, el pasado ya pasó. Investigó donde hacía sus compras, cuantos minutos se demoraba en el baño, su equipo de fútbol, las mujeres con las que tenía más confianza, con quienes gastaba horas de su tiempo, sus salidas nocturnas mientras ella dormía luego de las buenas noches de su mamá.
Barrió su vida actual con una precisión comparable sólo a la de un espía ruso. Tenía la certeza de que algo iba a encontrar y así ocurrió.
Terrible para él fue darse cuenta de que ella también lo sabía. Estaba enterada, pero lo aceptaba.
Entonces decidió buscarla.
Condujo hasta su universidad y luego de dar unas vueltas pudo divisarla a lo lejos con él. La vio feliz. Engañada, pero feliz.



No hay comentarios:

Publicar un comentario