viernes, 16 de noviembre de 2012

Fósforos, intercomunicador, mortero

*Escritos en 5 minutos [5]

Tomó un mortero del cuarto de su tío el pintor, el loco, el obsceno  el que se parecía a él pero con más trajín, más sabiduría y más horas frente al televisor luego de perder dos dedos de su mano derecha por pelearse con tres tipos ebrios que querían propasarse con su novia. Noche terrible para la familia Mena.


No lo lavó, no tenía tiempo. Juntó piedritas de la casa de Rafaela. Buscó arena, sal, salitre, carbón y otros ingredientes muy ricos en temporadas de hambruna. Su vida siempre fue un experimento y hoy estaba haciendo pólvora. -"Hoy todos volarán encima mío"- pensaba y reía mientras tarareaba su canción favorita de Los Doltons.

-"Buenos días vecina, hoy está más linda que nunca. No se preocupe, mañana le devuelvo las piedritas de su macetero".

Acabó rápidamente sin contratiempos. Vivir solo también tiene sus ventajas. Cuando algo le obsesiona no lo suelta. Es como un perro hambriento y no suelta su hueso ni para perseguir al automóvil más "ficho" de Pueblo Libre. Todo listo. Un cohete tamaño personal hecho con sus propias manos. Lo suficientemente bien armado como para hacer volar la habitación de una Barbie.

Cogió la única cajita de fósforos que quedaba en su cocina, una casaca de cuero abandonada por dos semanas en su sofá y salió a la calle con todo en sus bolsillos. Vivir solo también tiene desventajas. Luego de 15 minutos caminando en dirección de la luna menguante llegó al edificio exacto, el blanquito. Fue hasta el intercomunicador, preguntó por Andrea y le dijo: "Tengo un cohete en el pantalón y vas a estar muy fría si no bajas con mi corazón". Otro bonito y risueño fin de semana que iniciaba para esta peculiar y joven pareja.



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