*No tiene absolutamente NADA que ver con el libro de Iris Johansen que conservo en mi dormitorio como si se tratase de una reliquia del mundo islámico mismo (gracias a quien corresponde por nunca pedírmelo de vuelta, no sé si fue un regalo o un juramento tácito).
Mientras cercenaba su piel a golpes de furia y locura de amor le gritaba con una voz seca, placentera, y escabrosa por su ira y su pasión: "Te amo.................................
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