Te espero en silencio,
Y a veces maldigo tu cuerpo,
Tus garras, tus colmillos, tus alas de ángel caído.
Una vez cada 6 meses vuelves a llamarme,
Y me dices que ya no me odias,
Que ya te olvidaste de todo, que nunca sucederá nada como lo
que dejamos pasar.
Vives a mi lado,
Pero no intervienes en nada,
No eres para mí ya una prioridad, eres parte de todos, de la
multitud, nada especial.
Y solías ser la Luna,
Y solías regalarme el universo con cada latigazo de tus uñas
en mi espalda,
Con cada respiración fuerte, profunda, esquiva y temerosa de
alguna mujer mayor escuchando.
Te espero en silencio,
Y a veces te voy matando en mi mente, lento, suave, con
paciencia,
Te muerdo y te inyecto dolor como un áspid, te estrujo, te
mancillo, te asfixio con un último beso.
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